Apareciste al fondo del camino y todo volvió a nacer contigo. Llevabas tu alma de hombre derrotado y la arrastrabas como un fardo a través del polvo, sin importarte nada ni nadie. Estabas tan solo que parecías el único hombre del mundo, y tus huellas caían al suelo ligeras, suaves, tan sólo apuntando tu presencia. Te seguí durante más tiempo del que recuerdo, concentrado tan sólo en el espacio que ibas dejando, y que yo recogía hasta volverte a colocar allí, en un recuerdo futuro.
Me fui quedando ciego. No me importaba. Sabía que si no fijaba la vista en ti, si mis pupilas no temblaban del esfuerzo al intentar enfocarte para siempre no recordaría nada. Los buitres nunca recuerdan nada. Finalmente, el esfuerzo había merecido la pena. Ya era ciego, pero en mi interior, agrupados bajo un confuso manto de colores aparecías tú, casi parado al pie de la loma, encorvado y sin saber qué hacer con los brazos, buscando algo que ya no sabías lo que era, algo más antiguo que el desierto y tu vieja alma.
Aunque ya no podía ver te podía seguir perfectamente. Desde que me quedé ciego comprendí que hablabamos el mismo lenguaje, que tú también has nacido para vivir con los muertos y no con los vivos. Tu naturaleza igual a la mía era mi brújula a través de un desierto inmaculado. Llegó un momento en el que no te sentí. Al principio pensé que el dolor intenso que laceraba mis ojos y que me había perseguido desde que me quedé ciego se había agudizado y había afectado a mis otros sentidos. Pero no, bajo mi cuello sentí tus huesudas manos aferrando mi cuello y resbalando entre sudor, carne y odio. Odio. Durante un tiempo no pude sentir nada a pesar de que seguía oyendo como intentabas que mi cuello crujiera y emitiese el chasquido final.
Estaba paralizado, notaba como tus palpitantes manos gritaban la palabra odio a través de mi cuerpo y el desierto mudo miraba para otro lado ante tanta miseria humana.
Tuve que reaccionar. Revolviéndome empecé a picotear alrededor encontrando arena y carne, abriendo heridas para intentar cerrar las mías. Logré zafarme de ti que caíste al suelo rígido de dolor.
No nos movimos durante días. Analicé tu posición exacta desde el ángulo en que me encontraba mientras le ponía tu recuerdo a mi ceguera.
Al final, las pisadas de un hombre nos sacaron del letargo. Cuando llegó a nuestra posición habló un tiempo contigo. Dejé vagar mi mirada ciega entre los sonidos.
Nuevas pisadas se llevaron al hombre. No me quedaba mucho tiempo antes de morir a manos de un extraño. En el timbre de tu voz detecté mentira. No importa ya. No has entendido nada. Tu naturaleza funde la vida a través de la muerte y no al revés. Como la mía. Concentrado en tu imagen y en el punto rojo que debía ser tu cabeza tomé impulso. Me lancé e incrusté mi pico en tu boca.
No concibo una muerte más hermosa. No para un buitre.
viernes, 19 de octubre de 2007
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2 comentarios:
Me gusta el ritmo lento del texto y especialmente la alternancia entre los sentidos de la vista y el oído. Hay algunas repeticiones en el texto, no de palabras sino de ideas, que creo que, si se las pules el texto quedará más fluido y limpio. Hermosa la muerte del buitre.lf.
Querido Alk, el texto tiene mucha fuerza que, a veces, se ve debilitada por repeticiones (yo creo que de palabras y de ideas), en mi opinión son las siguientes (las meto entre paréntesis: "Estabas tan solo que parecías el único hombre del mundo, y tus huellas caían (al suelo) ligeras, suaves, (tan sólo) apuntando tu presencia", creo que "al suelo" es obvio y le corta el ritmo, "tan sólo" repite el "tan solo", sé que son palabras diferentes pero suenan igual, en todo caso, pondría "solamente", pero más bien lo eliminaría, porque lo que sigue es más sutil. "Te seguí durante más tiempo del que recuerdo, concentrado (tan sólo) en el espacio que ibas dejando, y que yo recogía hasta volverte a colocar allí, en un recuerdo futuro". Lo mismo, porque es la frase siguiente; por cierto, me encanta la imagen. "(Finalmente), el esfuerzo había merecido la pena". Creo que ese adverbio da la impresión de una conclusión precipitada, y eso me distrae, yo lo quitaría. "Ya era ciego, pero en mi interior, agrupado(s) bajo un confuso manto de colores aparecías tú", una pequeñez sintáctica. "...algo más antiguo que el desierto y tu vieja alma", me parece hermosísima esta búsqueda. "Aunque ya no podía ver te podía seguir perfectamente" eliminaría toda la frase, porque ya lo sé pero, al ponerlo de relieve, me hace preguntar por qué, y el texto no me lo responde. "Pero no, (bajo mi cuello) sentí tus huesudas manos aferrando mi cuello y resbalando entre sudor, carne y odio". No necesitamos esa parte, le resta rapidez a una acción rápida y se repite cuello en la misma frase. Por cierto, "sentir" aparece tres o cuatro veces en la misma zona del texto, frase arriba, frase abajo, yo cambiaría el verbo alguna que otra vez, no cuesta nada hacerlo y así no distrae. "Durante un tiempo no pude sentir nada a pesar de que seguía oyendo como intentabas que mi cuello crujiera", en la frase anterior sí que lo siente, contradice un poco, tal vez siente el tacto pero no el dolor, tal vez hay que matizarlo. "Estaba paralizado, notaba como tus palpitantes manos gritaban la palabra odio a través de mi cuerpo y el desierto mudo miraba para otro lado (ante tanta miseria humana)" lo quitaría porque la imagen del desierto es genial, yo pondría ahí el punto, tendría la fuerza que merece. "No nos movimos durante días. (Analicé tu posición exacta desde el ángulo en que me encontraba mientras) le ponía } Le puse tu recuerdo a mi ceguera. Dejaría así la frase, cortita y potente. Han pasado días sin moverse, y analizar en este contexto la posición exacta suena a algo demasiado puntual, creo que el lector asume que conoce a la perfección la posición del otro. "(Al final), las pisadas de un hombre nos sacaron del letargo", yo pondría "de pronto" o "de repente". "Nuevas pisadas se llevaron al hombre", ésta me encanta. "No importa ya. No has entendido nada. Tu naturaleza funde la vida a través de la muerte y no al revés", ¿es este cambio de tiempo verbal a propósito? tal vez sí. "Concentrado en tu imagen y en el punto rojo que debía ser tu cabeza tomé impulso", dado que es ciego, yo le podría a concentrarse en los demás sentidos. "No concibo una muerte más hermosa. No para un buitre". ¡Yuju! Qué buen final. Un abrazo.
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