sábado, 10 de mayo de 2008

Para no caer

Eran las seis de la tarde cuando azotó la puerta tras de sí y se echó escaleras abajo. Sentía su cuerpo balancearse, la gravedad exigiendo el tributo de su caída; apenas hacía algo para detenerlo, una mano deslizándose por el barandal y otra acariciándo la pared. Diez pisos abajo una puerta de cristal enrejado daba a un mundo que se desdoblaba en horizontal. Llevaba la carta oculta en el cuerpo, entre la camiseta y el pecho, y a cada salto escalón abajo sentía las esquinas rozándole la piel. Llevaba meses escribiendo, esperando la visita que cumpliera las promesas escritas, trazando cada vez frases más insolentes. Pedía, a falta de su presencia física, pruebas de su existencia, un zapato o ropa interior, las palabras le eran ya insuficientes. Pensaba en ello y se preguntaba si alguna gota de sudor correría algun trazo en el sobre, acaso su nombre -la última letra de su nombre- cuando tropezó y, aferrándose a una boluta de la esquina del barandal dió medio giro, se golpeó contra sus barrotes y evitó la larga caída de doce escalones hasta la planta baja. Jadeando, se llevó la mano al pecho, bajó los escalones uno por uno, contando, uno por uno, hasta llegar a la puerta y recuperar la respieración. En la esquina el buzón se erguía como un homenaje a lo estático, contemplaba al mundo desde su metálica hermeticidad. Caminó hasta él, se desfajó la camiseta justo a la altura del ombligo y sacó la carta: una gota de sudor había borroneado el número de la casa de destino. Levantó los ojos, dejó que descansaran en el horizonte, la ciudad se desbordaba y rugía. “A suerte” murmuró para sí mientras alzaba la carta hasta su boca y lamía las últimas letras de su nombre. Echó la carta al vientre de metal y luego corrió calle abajo: sentía su cuerpo balancéandose, la tierra exigiendo el tributo de su caída y no hacía nada para detenerlo, acaso lanzar una carta a suerte.

10/05/08 lf

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mmmm, buen rincón este para perderse un rato...

Saludos, Escritores.

Noelia