lunes, 25 de mayo de 2009
Un Rayo de Lu
Estarás ahora de viaje hacia el mejor lugar de entre todos los posibles. Un cierto pesimismo no te habría dejado pensar esto cuando aún eras nuestra, pero no puede ser de otro modo. Precioso ser, tanto amor sabes sentir que estar a tu lado es como dejarse calentar por el sol. Todavía no puedo creer nada, llevo todo el día de mi corazón al tuyo, y persiste esta hermosa imagen de un ángel (sí, incluso cuando intentabas ser feroz, siempre lo supimos) que me llena, y lleva todo el día llenándome, de luz. De Lu. Mucho he aprendido de ti mientras caminabas a medio flotar, observando tu entorno como una niña limpia y sabia, regalándote. Siento un profundo agradecimiento porque hayas sido un poco nuestra y, en particular, porque ahora eres una parte de mi ser (sé que puedo volver a ti, y a ti volveré a por pureza, a por humildad, a por juego remolón, a por algún que otro chiste incomprendido, a por un atisbo de verdad). Te recuerdo buscando en ti a una mujer mejor para ofrecer al otro, aún sin llegar a tomarte a ti misma muy en serio; has sabido amar y conmover nuestros más puros rincones. Quiero aprender también esa forma de parar el tiempo cuando tic tac tic tac se acabó aquí hay algo que merece la pena un amigo un verso un aparentemente insignificante motivo de alegría una canción una copa de Porto un aroma unas risas, en fin, un momento… importante. Soy una mujer afortunada porque confío. Confío en el proceso de la vida y en que, debido tal vez a su simplicidad y grandeza, se nos escapen sus ocultas y atesoradas justicias. Creo que ya traías, cuando aquí llegaste, muchas lecciones aprendidas. Esta tristeza de todo el día, tan pesada y profunda, es por la lección ante nosotros, porque ahora eres más tuya que nuestra, y nosotros siempre queremos más. Desde aquí tiendo una flor a tus tan amados padres. Y a nuestro San: Es un hombre grande y valioso, hay en mi corazón mucho amor para él, y un hondo deseo de luz para que continúe con fuerza su camino. De Santiago somos, espero que de algún modo lo intuya. Querida amiga, te has sembrado amorosamente en el surco más limpio de cada uno de nosotros. Querida, queridísima amiga, feliz viaje.
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